Podría ser la guarida de un rockero muy eléctrico.
Podría ser un cine cubista.
Podría ser una cápsula espacial atravesando el universo como una exhalación.
Lo es, todo eso, y también la joya de la corona de Albert Adrià.
Cenar en 41º Experience es una eperiencia metagastronómica, que diría Xavier Agulló. Adelantado al presente, incluso al futuro, Albert dirige cada noche una obra para 16 comensales que termina con el público de pie y aplaudiendo
Pronto cambiará, otra vez. Y aunque parezca imposible, será aún mejor.
Mientras tanto, si te lo puedes permitir, no te lo pierdas.
Puedes leer, aquí, la crónica publicada en QuèFem?.
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